Una ventana al mundo antiguo
Los restos de un extraño artefacto encontrados en el fondo del mar en una pequeña isla Griega, llamada Anticítera, en los primeros meses del siglo XX, resultaron ser parte de una compleja calculadora astronómica. Este artefacto fue fabricado, según se constató, en el siglo II a.c. y podía medir la posición de la Luna y el Sol y predecir eclipses, entre otras funciones. Tecnológicamente, significó un adelanto de 1400 años. El Dr. Christián Carman, investigador de la Universidad de Quilmes y miembro de uno de los equipos de investigación que en el mundo está estudiando el aparato, brindó una charla el pasado viernes en el auditorio de la FAMAF. “Este descubrimiento revoluciona completamente la historia de la tecnología”, señaló.
Los restos de un extraño artefacto encontrados en el fondo del mar en una pequeña isla Griega, llamada Anticítera, en los primeros meses del siglo XX, resultaron ser parte de una compleja calculadora astronómica. Este artefacto fue fabricado, según se constató, en el siglo II a.c. y podía medir la posición de la Luna y el Sol y predecir eclipses, entre otras funciones. Tecnológicamente, significó un adelanto de 1400 años. El Dr. Christián Carman, investigador de la Universidad de Quilmes y miembro de uno de los equipos de investigación que en el mundo está estudiando el aparato, brindó una charla el pasado viernes en el auditorio de la FAMAF. “Este descubrimiento revoluciona completamente la historia de la tecnología”, señaló.
El artículo completo puede leerse en el sitio de la SECYT bajo el título:
Una ventana al mundo antiguo
Sobre la imagen:
Imágenes de los fragmentos encontrados. Crédito: Dr. Christián Carman, investigador de la Universidad de Quilmes.
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