¿Por qué es el centro geométrico de una galaxia un lugar tan interesante? Probablemente sea el resultado del proceso de formación, como una nube en espiral de materia oscura que atrae gravitacionalmente más materia oscura, arrastrando pequeños trozos (relativamente hablando) de la materia normal hasta que emerge una joven galaxia llena de estrellas. Más (y más interesante) material se acumula en el centro de la espiral donde el momento angular es el más bajo.
Cualquiera sea la razón, los centros de galaxias se conocen por ser lugares muy exóticos: algunos (tal vez la mayoría, incluso tal vez todos) albergan agujeros negros, algunos de los cuales se alimentan con ferocidad mientras expulsan estupendos haces de partículas, alcanzando distancias de millones de años luz en el espacio oscuro. Más cerca de casa está el centro de nuestra Vía Láctea, un lugar que es sorprendentemente difícil de observar desde nuestra ubicación, oculto a unos 24.000 años luz de distancia detrás de las nubes de enorme grosor de gas y polvo dentro del disco galáctico.
Pero ahora poderosos telescopios de gran alcance pueden revelar todos sus secretos. La imagen que vemos arriba es una superposición codificada por colores de una imagen infrarroja (en rojo) del centro de la Vía Láctea obtenida por el telescopio espacial Spitzer, una imagen óptica (en amarillo) del Hubble y una imagen de rayos X (en azul) del Chandra. Las tres imágenes son bellamente complementarias una respecto de la otra, ya que la imagen IR muestra material fresco detrás de espesas nubes de polvo, la imagen óptica muestra la maravillosa estructura de esas nubes, junto con la distribución de las estrellas masivas brillantes , y los rayos X resaltan los exóticos procesos de energía como los que tienen lugar en el mismo centro de la Vía Láctea, la mancha blanca brillante en la parte inferior derecha. Ahí es donde reside nuestro propio agujero negro supermasivo.
Cualquiera sea la razón, los centros de galaxias se conocen por ser lugares muy exóticos: algunos (tal vez la mayoría, incluso tal vez todos) albergan agujeros negros, algunos de los cuales se alimentan con ferocidad mientras expulsan estupendos haces de partículas, alcanzando distancias de millones de años luz en el espacio oscuro. Más cerca de casa está el centro de nuestra Vía Láctea, un lugar que es sorprendentemente difícil de observar desde nuestra ubicación, oculto a unos 24.000 años luz de distancia detrás de las nubes de enorme grosor de gas y polvo dentro del disco galáctico.
Pero ahora poderosos telescopios de gran alcance pueden revelar todos sus secretos. La imagen que vemos arriba es una superposición codificada por colores de una imagen infrarroja (en rojo) del centro de la Vía Láctea obtenida por el telescopio espacial Spitzer, una imagen óptica (en amarillo) del Hubble y una imagen de rayos X (en azul) del Chandra. Las tres imágenes son bellamente complementarias una respecto de la otra, ya que la imagen IR muestra material fresco detrás de espesas nubes de polvo, la imagen óptica muestra la maravillosa estructura de esas nubes, junto con la distribución de las estrellas masivas brillantes , y los rayos X resaltan los exóticos procesos de energía como los que tienen lugar en el mismo centro de la Vía Láctea, la mancha blanca brillante en la parte inferior derecha. Ahí es donde reside nuestro propio agujero negro supermasivo.
Fuente:
Views of the Center. HEASARC, Picture of the week.
Imagen:
Centro galáctico. Crédito: Rayos X: NASA/CXC/UMass/D. Wang et al.; Región óptica: NASA/ESA/STScI/D.Wang et al.; Región infrarroja: NASA/JPL-Caltech/SSC/S.Stolovy.
Views of the Center. HEASARC, Picture of the week.
Imagen:
Centro galáctico. Crédito: Rayos X: NASA/CXC/UMass/D. Wang et al.; Región óptica: NASA/ESA/STScI/D.Wang et al.; Región infrarroja: NASA/JPL-Caltech/SSC/S.Stolovy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario