Esta concepción artística muestra un planeta del tamaño de Júpiter formándose de un disco de polvo y gas alrededor de una joven estrella masiva. La gravedad del planeta ha despejado un espacio en el disco. De más de 500 estrellas examinadas en la región W5 de formación de estrellas, 15 muestran evidencia de claridad central, que puede ser debido a la formación de planetas.
Crédito: David A. Aguilar, CFA.
La mayoría de las búsquedas de planetas alrededor de otras estrellas, también conocidos como exoplanetas, se centran en estrellas como el Sol. Estas búsquedas han tenido éxito, relevando más de 400 mundos extraterrestres. Sin embargo, estrellas como el Sol no son los únicos hogares potenciales para los planetas. Nuevas investigaciones realizadas por los astrónomos del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA) y el Observatorio Astronómico Optico Nacional (NOAO) confirman que la formación planetaria es un subproducto natural de la formación estelar, incluso alrededor de estrellas mucho más pesadas que el sol.
"Estamos viendo que las pruebas de formación de los planetas avanzan rápido", dijo Xavier Koenig del CfA, quien presentó la investigación en una conferencia de prensa en la 215ª sesión de la Sociedad Astronómica Americana (AAS).
Koenig y sus colegas examinaron la región de formación estelar llamada W5, que se encuentra a 6.500 años luz de distancia, en la constelación de Casiopea. Emplearon el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA y el Dos Micron All-Sky Survey (2MASS), basado en tierra, para buscar pruebas en el infrarrojo de discos polvorientos formando planetas. Ellos apuntaron a más de 500 estrellas de tipo A y B, que poseen alrededor de 2 a 15 veces la masa del sol. Por ejemplo, Sirio y Vega, no incluidas en este estudio, son dos estrellas de tipo A fácilmente visibles para observadores del "patio trasero".
El equipo encontró que alrededor de una décima parte de las estrellas examinadas parecen tener discos de polvo. De ellos, 15 mostraron signos de claridad central, lo que sugiere que planetas recién nacidos del tamaño de Júpiter están absorbiendo el material.
"La gravedad de un objeto del tamaño de Júpiter podría fácilmente borrar el disco interior a un radio de 10 a 20 unidades astronómicas, que es lo que vemos", dijo Lori Allen, del NOAO. (Una unidad astronómica es la distancia media entre la Tierra y el Sol, de 150 millones de kilómetros).
La formación planetaria alrededor de estrellas tipo A y B es una batalla entre fuerzas opuestas. Por un lado, los discos de las estrellas tienden a ser más grandes y contienen más de las materias primas para construir los planetas. Por otra parte, la radiación y los vientos estelares fuertes tratan de destruir los discos rápidamente.
Las estrellas en W5 tienen sólo de dos a cinco millones de años de edad, pero la mayoría ya han perdido las materias primas necesarias para formar planetas. Esto indica que, al menos para estrellas del tipo A y B, los planetas se forman rápidamente o no se forman en absoluto.
Las perspectivas para la hipotética vida extraterrestre en estrellas de estas características son decepcionantes. La zona habitable, o región donde el agua líquida podría existir en una superficie rocosa, está a una distancia mayor en estrellas tipo A y B que en estrellas como el Sol, debido a su gran luminosidad. Sin embargo, la luminosidad a su vez significa otro factor e contra: el precio de una corta vida. Las estrellas tipo A y B viven sólo alrededor de 10 a 500 millones años antes de quedarse sin combustible.
Que existiera vida en la Tierra desde hace 3.500 millones años en formas muy simples, antes de la explosión del Cámbrico, llevó a la diversidad de formas de vida que vemos hoy. Los planetas en W5 en torno a estas estrellas más masivas no tienen esa oportunidad.
"Estas estrellas no son buenos objetivos en la búsqueda de extraterrestres", dijo Koenig, "pero nos dan una magnífica forma de conseguir una mejor comprensión de la formación de planetas".
Crédito: David A. Aguilar, CFA.
La mayoría de las búsquedas de planetas alrededor de otras estrellas, también conocidos como exoplanetas, se centran en estrellas como el Sol. Estas búsquedas han tenido éxito, relevando más de 400 mundos extraterrestres. Sin embargo, estrellas como el Sol no son los únicos hogares potenciales para los planetas. Nuevas investigaciones realizadas por los astrónomos del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA) y el Observatorio Astronómico Optico Nacional (NOAO) confirman que la formación planetaria es un subproducto natural de la formación estelar, incluso alrededor de estrellas mucho más pesadas que el sol.
"Estamos viendo que las pruebas de formación de los planetas avanzan rápido", dijo Xavier Koenig del CfA, quien presentó la investigación en una conferencia de prensa en la 215ª sesión de la Sociedad Astronómica Americana (AAS).
Koenig y sus colegas examinaron la región de formación estelar llamada W5, que se encuentra a 6.500 años luz de distancia, en la constelación de Casiopea. Emplearon el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA y el Dos Micron All-Sky Survey (2MASS), basado en tierra, para buscar pruebas en el infrarrojo de discos polvorientos formando planetas. Ellos apuntaron a más de 500 estrellas de tipo A y B, que poseen alrededor de 2 a 15 veces la masa del sol. Por ejemplo, Sirio y Vega, no incluidas en este estudio, son dos estrellas de tipo A fácilmente visibles para observadores del "patio trasero".
El equipo encontró que alrededor de una décima parte de las estrellas examinadas parecen tener discos de polvo. De ellos, 15 mostraron signos de claridad central, lo que sugiere que planetas recién nacidos del tamaño de Júpiter están absorbiendo el material.
"La gravedad de un objeto del tamaño de Júpiter podría fácilmente borrar el disco interior a un radio de 10 a 20 unidades astronómicas, que es lo que vemos", dijo Lori Allen, del NOAO. (Una unidad astronómica es la distancia media entre la Tierra y el Sol, de 150 millones de kilómetros).
La formación planetaria alrededor de estrellas tipo A y B es una batalla entre fuerzas opuestas. Por un lado, los discos de las estrellas tienden a ser más grandes y contienen más de las materias primas para construir los planetas. Por otra parte, la radiación y los vientos estelares fuertes tratan de destruir los discos rápidamente.
Las estrellas en W5 tienen sólo de dos a cinco millones de años de edad, pero la mayoría ya han perdido las materias primas necesarias para formar planetas. Esto indica que, al menos para estrellas del tipo A y B, los planetas se forman rápidamente o no se forman en absoluto.
Las perspectivas para la hipotética vida extraterrestre en estrellas de estas características son decepcionantes. La zona habitable, o región donde el agua líquida podría existir en una superficie rocosa, está a una distancia mayor en estrellas tipo A y B que en estrellas como el Sol, debido a su gran luminosidad. Sin embargo, la luminosidad a su vez significa otro factor e contra: el precio de una corta vida. Las estrellas tipo A y B viven sólo alrededor de 10 a 500 millones años antes de quedarse sin combustible.
Que existiera vida en la Tierra desde hace 3.500 millones años en formas muy simples, antes de la explosión del Cámbrico, llevó a la diversidad de formas de vida que vemos hoy. Los planetas en W5 en torno a estas estrellas más masivas no tienen esa oportunidad.
"Estas estrellas no son buenos objetivos en la búsqueda de extraterrestres", dijo Koenig, "pero nos dan una magnífica forma de conseguir una mejor comprensión de la formación de planetas".
El Laboratoriop de Propulsión Jet de la NASA en Pasadena, California, dirige la misión del Telescopio Espacial Spitzer para la Dirección de Misiones de Ciencia de la NASA, Washington. Las operaciones científicas se llevan a cabo en el Centro Científico Spitzer en el Instituto de Tecnología de California, también en Pasadena. Caltech dirige el JPL para la NASA. Con sede en Cambridge, Massachusetts, Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) es una colaboración conjunta entre el Observatorio Astrofísico Smithsonian y el Observatorio del Harvard College. Los científicos de CfA, organizados en seis divisiones de investigación, estudian el origen, evolución y destino último del universo.
Datos útiles:
• misión del Telescopio Espacial Spitzer (Caltech)
• misión del Telescopio Espacial Spitzer (NASA)
• SETI
Fuente:
Massive Stars: Good Targets for Planet Hunts, Bad Targets for SETI
Datos útiles:
• misión del Telescopio Espacial Spitzer (Caltech)
• misión del Telescopio Espacial Spitzer (NASA)
• SETI
Fuente:
Massive Stars: Good Targets for Planet Hunts, Bad Targets for SETI
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