
El telescopio solar más grande que jamás haya salido de la Tierra fue lanzado desde el Centro Espacial de ESRANGE en Kiruna, al norte de Suecia, el 8 de junio de 2009. El total del equipo pesó más de seis toneladas en el momento del lanzamiento. Transportado por un gigantesco globo de helio con una capacidad de un millón de metros cúbicos y un diámetro de alrededor de 130 metros, SUNRISE alcanzó una altitud de crucero de 37 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Las condiciones de observación en esta capa de la atmósfera, conocida como la estratósfera, son similares a las del espacio exterior: por un lado, las imágenes ya no son afectadas por la turbulencia del aire, y por otro, la cámara también puede registrar el Sol a través de la luz ultravioleta, que de otro modo sería absorbida por la capa de ozono. Después de separarse del globo, SUNRISE descendió en forma segura a la Tierra con paracaídas el 14 de junio, desembarcando en la isla Somerset, una gran isla en Nunavut, Canadá, territorio situado en el pasaje Noroeste, la vía marítima a través del Océano Ártico, entre el Atlántico y el Pacífico.
El trabajo de analizar el total de 1,8 terabytes de datos de observación registrados por el telescopio durante su vuelo de cinco días no ha hecho más que empezar. Sin embargo, los primeros resultados ya dan un indicio prometedor de que la misión hará que nuestra comprensión del Sol y su actividad de un gran salto adelante. Lo que es particularmente interesante es la conexión entre la fuerza del campo magnético y el brillo de pequeñas estructuras magnéticas. Dado que el campo magnético varía en un ciclo de once años de actividad, la mayor presencia de estos elementos fundamentales trae un aumento en el brillo solar global, resultando en un mayor aporte de calor a la Tierra.

Las variaciones en la radiación solar son particularmente pronunciadas en la luz ultravioleta. Esta no puede llegar a la superficie de la Tierra, la capa de ozono la absorbe y se calienta por ella. Durante su vuelo a través de la estratósfera, SUNRISE llevó a cabo el primer estudio de las estructuras brillantes magnéticas en la superficie solar en este importante rango espectral, en longitudes de onda ubicadas entre 200 y 400 nanómetros (millonésimas de milímetro).
"Gracias a su excelente calidad óptica, el instrumento SUFI fue capaz de describir las estructuras magnéticas muy pequeñas con un contraste de alta intensidad, mientras el instrumento IMAX registró simultáneamente el campo magnético y la velocidad de flujo del gas caliente en estas estructuras y en su entorno", dice el Dr. Achim Gandorfer, científico del proyecto SUNRISE en el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar.
Anteriormente, los procesos físicos observados sólo podían ser simulados con complejos modelos informáticos. "Gracias a SUNRISE, estos modelos pueden ahora ser colocados sobre una base experimental sólida", explica el profesor Manfred Schüssler, científico del solar en el MPS y co-fundador de la misión.

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Más información en:
• SUNRISE telescope delivers spectacular pictures of the Sun's surface
• Max Planck Institute
• Proyecto SUNRISE
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