lunes, 7 de junio de 2010

"Habla el joven Galileo", por Ray Bradbury

De acuerdo, lo que les voy a presentar no es Baudelaire, ni Rimbaud ni Kazantzakis, tampoco Neruda, Lugones o Darío; no es un descenso a las profundidades abisales de la condición humana, no es un texto del que salimos en otro estado de conciencia distinto al que entramos, pero esto es un blog de astronomía y este poema es, en ese sentido, algo interesante de mostrar, algo que nos muestra cómo Bradbury (nacido en 1920) abordó el tema del conflicto afrontado por Galileo debido a sus descubrimientos. Tampoco es para menos, Ray es el autor de obras de la talla de Fahrenheit 451; creo que basta con eso para descartar cualquier prejuicio, o cualquier duda apresurada sobre la calidad de su pluma.
La fuente de este texto es el libro "Fantasmas para siempre" (The ghosts of forever), de Ray Bradbury (el texto) y Aldo Sessa (la imagen), con traducción de Patricio Canto. Fue editado en una serie bilingüe, limitada y numerada, en 1980, de Ediciones Librería La Ciudad, Editorial CREA S.A. y Cosmogonías S.A.

Dijeron: oh, niño, aparta los ojos.
¿Apartar los ojos? dije. ¿Apartarlos de los vertiginosos cielos
donde surgen y giran los astros
colmando mi corazón y haciéndome sentir que soy capaz
por esta noche y otra noche y otra noche
de vivir por siempre y no morir?
¿Desviar la mirada, cerrar mi voluntad y mi alma a esto?
¿A esta alegría, a este ígneo deleite que me lleva a deslizarme
en medio de la noche y echarme en la hierba,
un niño a solas con el Universo,
con el canto y el poema de Dios en la cabeza,
para leer, conocer, cantar?
¿No saber nada de esto, volverme ciego?
¡No! ¡Dios quiere que así sea! Puso en mi sangre los destellos refulgentes
que me inspiran, me iluminan, me encienden y me aterran de amor.
Leves destellos, inmenso Sol...
Todo uno: es lo mismo
LLamarada o tenue fuego
yo conozco y guardo todo en los ojos, el corazón y la mente.
El sabor de la noche se demora en mi lengua. Y lo digo
para que otros, no invitados por sí mismos, durmientes y no bravos,
sepan lo que este niño sabe y sabrá siempre:
el Universo está poblado de fuegos y de luz
y no somos más que soles más pequeños, envueltos en piel y atrapados,
mantenidos en altares de sangre y de valiosos huesos,
que rechazan la noche.

Imagen:
Ray Bradbury. Crédito: Wikipedia.

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